Pavesa

Mi poesía
no tiene ni el amarillo intenso,
ni el naranja
persuasivo. Ni el rojo de la pasión
ni el morado
de lo sagrado. Tampoco el azul
de la inefable
sabiduría. Sólo el pálido y titilante
violeta
de la llama que lucha por sobrevivir
porque la anima
la convicción de que consuela
y abriga.
Es noche inmensa y tupida,
donde apenas
parpadea una luz que nos define.
Por eso,
la sitúo en ese momento de la vela
que batalla
por no morir, cuando la lluvia,
el viento
y la borrasca la embisten y pugna
por alumbrar
el reino pavoroso desde una humilde
pavesa.

Danilo Sánchez Lihon (Perú)

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