El músico

Su nombre era tan simple
como el primario proceso de aprender las cinco vocales
y alcanzar su cuerpo era tan imposible
como enceguecer el brillo de una estrella. Él era la estrella,
quien jugaba a mezclar sonidos en objetos de madera
que apreciaba
más que a los cigarrillos rojos
más que a su colección infinita de colillas acumuladas a diario,
desvariaba cuando colgaba su cabeza en la ventana
y sus dos pequeñas llamas verdes
se confundían con los matices de la estación y de sus hojas caídas,
escribía en hojas cuadriculadas y siempre fuera del renglón
dejando impresas líneas inspiradas
en alguna musa
que le había arrancado
lo poco
que le quedaba de corazón.
Samantha Aguilar (Perú)

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Lindo poema que describe paso a paso el personaje del escrito. Felicidades, Samantha.